Rosa Ñancucheo, una vecina de Esquel, es Originaria de los Pueblos Mapuche-Tehuelche, que siguen habitando en la Patagonia; su vida no ha sido fácil pero ha logrado muchas cosas y hasta el día de hoy sigue luchando por conseguir más…
Tiene un valor y respeto admirables, dignos de copiar. Como aporte en la difusión de su cultura, ella tiene un proyecto, un libro sobre telar mapuche.
Este arte heredado de sus ancestros y en el que se ha perfeccionado con el fin de volcarlo detalladamente sobre papel, estaría dedicado a los interesados en aprender todos y cada uno de los secretos del tejido en telar mapuche y su laboreo.
Aunque todavía no tiene nada concreto relacionado al financiamiento del mismo, en esta entrevista nos cuenta razones y detalles de su proyecto, además de su experiencia y reflexiones personales.
-Mi nombre es Rosa Isabel Ñancucheo. Mi otro apellido es Calfú tiene un significado, que es Águila Azul. También tiene otros significados pero es este el que me interesa.
Por descendencia de mi abuelo materno soy mapuche, o mejor dicho de la región de lo que el winka lo llamo araucana, porque ellos vinieron del Gulu Mapu-Territorio del Oeste (Chile) y por mi padre soy mapuche-tehuelche de acá, de la zona de Costa del Lepá.
Mi abuela es de José de San Martín aunque anteriormente arrancaron desde Chile pasando por Esquel, siguieron a Cerro Centinela y después a Lago Rosario.
Fue allí adonde crecí, estuve hasta los diez años. Estudie en la Escuela N° 37 con internado de Trevelin. Decidí venir a Esquel a trabajar y acá me casé. Siempre seguí haciendo lo que a mi me gustaba, hilar y hacer trabajos de tejido. Cuando recién me casé vivía de los hilados, de los telares que hacía, de la venta de pulóveres, todas esas cosas me sirvieron para salir adelante.
¿Quién le había enseñado este arte tan particular, el tejido en telar?
A tejer me enseñó mi bisabuela, con quien me crié. Ella se llamaba Jacinta Calfú, de Lago Rosario.
Después tome la decisión de terminar de aprender a laborear y fui a la Dirección de Cultura con Clara Tracallao y ella me enseñó a laborear bien porque yo sabía tejer a telar pero no laborear bien.
¿Cómo surgió la idea de escribir el libro?
Como soy de descendencia aborigen no me gustaría que se pierdan estas cosas, porque ya estamos perdiendo todo. Estamos perdiendo la identidad, ya la perdimos prácticamente porque nos han quitado el derecho de ser nosotros mismos, de tener una lengua propia, de tener nuestra cultura propia. Entonces eso es lo que yo quiero rescatar, no quiero que se pierda.
Quiero que aunque no seamos nosotros los aborígenes los que sepamos hacer un telar, que sea otra persona. Que por lo menos nos tengan en cuenta a nosotros como que de ahí nació el telar mapuche, porque existen muchos tipos de telar pero que lo hagan como nosotros lo hacemos, no. Todos los telares son diferentes.
Nosotros tenemos que hilar la lana, lavarla, tejerla, es toda artesanía de nosotros. En el teñido utilizamos raíces, como ser el calafate, el radal, también se puede teñir con la remolacha y la cebolla, incluso con la yerba mate y el hollín de chimenea, que da un color plomizo. También usamos los colores naturales de la lana de oveja.
¿Cuál sería el contenido del libro, cómo se lo imagina?
Tejidos en telarHablaría sobre como armar un telar, aprender a conocer las maderas, cuantas se deben utilizar; también el nombre de los palos , todo eso estaría puesto en el libro.
Aprender a armar el telar, los primeros pasos, el laboreo, los dibujos y su respectivo significado. El primer paso es el telar común, le sigue el peinecillo y luego lo que se llama labor.
Yo explico paso a paso el armado del telar para todas las personas que quieran aprender, para principiantes digamos, tendría todas las explicaciones bien detalladas.
¿Con qué apoyo, financiero o de cualquier otro tipo, cuenta el proyecto?
Bueno, hasta aquí no tengo el apoyo concreto de nadie, solamente me dieron un incentivo para que me anime a hacerlo, aunque hace años que tengo la idea de hacer el libro, siempre lo mantuve ahí, es que no me animo.
Fui a la Dirección de Cultura pero no sé, como nosotros somos aborígenes nos tienen como ignorantes, que sabemos nada, entonces el Director de Cultura me dijo: “veremos lo que podemos hacer”…
Concretamente, el dinero para la edición del libro no lo tengo, aunque soy consciente que es un paso muy importante que debería solucionar. Es por eso que muchas veces quedó escrito nomas en un cuaderno, como borrador, y nunca se lo transmití a nadie. Lo hice y lo dejé pensando que el día que pueda voy a buscar la forma de hacelo.
Cuando entré al grupo éste a capacitarme, pedían escritura de lo que hacíamos, entonces fue ahí donde dije que sabía hacer telar mapuche y me anotaba para hacer eso. Me preguntaron cual era mi interés en enseñar este arte y les contesté lo mismo, que no me gustaría que se perdiera la cultura.
Una persona que trabajaba en Cultura me dijo que me iba a dejar mas o menos todos los pasos que debía seguir y que hablaría con alguien de Rawson, que apoya este tipo de proyectos con subsidios, para que me den una mano, pero hasta aquí nadie me ha contactado. Por esa razón estoy temerosa de seguir.
Lo que a mi me molesta es que a veces la gente pregunta: ¿Qué estudios tiene, hasta que grado llegó? ¿Tiene idea de lo que es hacer un libro y de cómo lo quiere hacer? Yo le respondo que lo principal lo tengo o sea el contenido ahora yo quiero que me apoyen para hacerlo, en el armado y la edición y costos de la impresión para que pueda sacarlo, digamos.
Hasta ahí llegamos porque me dijo que primero yo tenía que recibirme de profesora para enseñar. Pregunté adónde hay una academia para eso porque yo no aprendí en una academia, mis conocimientos fueron transmitidos de generación en generación. Nunca he escuchado de una academia de telar mapuche.
¿Respecto a la cultura mapuche, cómo ha sido su experiencia personal, como la ha vivido?
Mi experiencia ha sido muy sufrida, aunque no solo yo he sufrido, sino todos los que nos hemos criado en el campo; hemos luchado por vivir, por estar, por ser personas como somos y por tener una identidad. Hemos sufrido discriminaciones, muchas cosas que a veces a uno le angustian, por ejemplo yo tendría que haber sabido la lengua aborigen y no la sé por el tema de la discriminación.
Mis abuelos no me permitieron aprenderla, ellos decían: no queremos que aprendan a hablar la lengua porque después la gente blanca se ríe.
A nosotros nos pasó y no queremos que les pase a ustedes también. Eso es lo que a veces a uno le trae pesar, porque si uno sabe las artesanías, ¿porqué no puede saber la lengua? Aunque lo mío es diferente: yo entiendo la lengua pero no puedo hablar, entablar un diálogo con alguien que hable la lengua, porque no sé contestar pero entiendo todo.
Lo que le estoy transmitiendo a mis hijos es aprender a defenderse y a defender la cultura, porque a veces entre nosotros mismos nos estamos pisoteando, nos reímos de otras personas sin saber que nosotros mismos somos aborígenes, es por la falta de aceptación de la identidad.
A mis hijos siempre les digo: ustedes nunca tienen que negarlo, tienen que reconocerlo porque su mamá y papá son descendientes de aborígenes. No porque hayan nacido en este tiempo cambia nada, las raíces son las mismas.
Es que a veces no sabemos todas las cosas que deberíamos porque no nos interesó, como ser yo tengo historias que muchas veces me ha contado mi bisabuela de lo vivido por ellos, que tuvieron que andar disparando correteados por los españoles en el tiempo de la Campaña del Desierto. Cuando llegaron a esta zona les quemaban las casas y los corrían, eran pisoteados por mucha gente. Les quitaban los mejores lugares, afincaban gente pudiente, gente blanca y a ellos les dejaban los peores lugares tal es así que mucha gente quedó pobre a raíz de eso.
A veces asocian ser indio con ser pobre pero no es así. Ser pobre es porque uno no sabe salir adelante, no le pone valor a lo que uno es. A veces lo hunden un poco y uno se queda, en una palabra, no es sinvergüenza como las demás personas, uno aprendió una cultura y le enseñaron a ser respetuoso con los demás. Entonces, eso es lo que uno sigue y cuando alguien le dice algo piensa “me quedo ahí, no hago mas nada, porque lo mío no tiene valor”, desvalorizan a las personas.
Pienso que lo hecho con el sudor de la frente es muy valorado, no hacemos nada con lo que nos dan, sino que tratamos de salir adelante y muchas veces luchamos para tener lo que tenemos.
Los que no saben salir adelante se quedan y se hunden en ese lugar, no hay que ser así, tienen que aprender a luchar para salir adelante y lo que sepan, transmítanlo. No se avergüencen de lo que son, quienes se deben avergonzar son los que vinieron a hacer un atropello, nosotros no sacamos a nadie, no le sacamos el pan de la boca a nadie, fueron ellos.
Agradecemos la amable colaboración de Rosa deseándole que su voz sea escuchada, y que alguien pueda ayudarle a encaminar tan interesante proyecto. En este momento, ella continúa buscando financiamiento para su libro.