Relatos recogidos por Carolina Crespo
Hacia la década de 1880 -aproximadamente- llegan nuestros abuelos junto a Pedro “Motoco” Cárdenas y Rudecindo Rosales desde el otro lado de la Cordillera de los Andes a lo que hoy se conoce como la “Comarca Andina del Paralelo 42º” (Sudoeste de Río Negro y Noroeste de Chubut). En ese entonces, este valle no se llamaba Lago Puelo. Por las cualidades que mostraba el lugar, las bondades y fertilidad de la tierra así como por su belleza paisajística, eligen nombrarlo “Valle Nuevo” e instalarse en la zona.
En 1907 nace nuestro padre Domingo Segundo Cayún. El se establece en las tierras que hasta el día de hoy ocupamos -junto a la familia Cárdenas- ubicadas sobre la Cordillera de los Andes, en la margen Oeste del río Calfú Currú (Río Azul), en Lago Puelo. Allí nos dedicamos a trabajar la tierra y criar animales. Durante el verano los llevamos a la montaña hasta la Laguna Huemul, en la que criamos además algunos peces. Durante el invierno los bajamos.
La mayor parte de la tierra que ocupamos está cubierta por bosque nativo pues con el correr de los años el río fue desviándose y, la ausencia de algún tipo de control sobre el curso de las aguas, fue dejándonos una porción cada vez más pequeña para el cultivo. Esto, junto a cambios económicos y políticos en la región y el país que transformaron nuestro modo de vida, nos obligaron a muchos de nosotros a combinar el trabajo en el campo con trabajos asalariados en la ciudad para poder vivir. En los últimos años, estamos apostando a desarrollar el turismo de montaña como una actividad alternativa para poder abastecernos con los recursos que tenemos y nos brinda el lugar.
El reclamo de nuestra tierra tiene larga data. En el año 1961, el Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural de Chubut (I.A.C.) nos otorga un permiso precario de ocupación que incluye hasta la Laguna Huemul. Los límites territoriales que en ese entonces nos reconoce esta institución, abarcaban una superficie de 674 has.; pero como no se había realizado una mensura previa, en el documento se registró que se trataba de “aproximadamente 200 has.”. Tiempo después, cuando el municipio autoriza la realización de la mensura se producen los conflictos con esta institución estatal, ya que los márgenes del terreno establecidos por el IAC triplicaban la superficie de tierra que éste -”a ojo”- había calculado.
Los intereses creados alrededor de esta zona son grandes dado su alto valor inmobiliario y turístico y su riqueza en recursos forestales y acuíferos, entre otras cosas. El municipio nos propone vendernos 200ha de la propiedad bajo título individual. Nosotros, como parte del Pueblo Mapuche, nos oponemos y reclamamos el otorgamiento del título de propiedad comunitario de toda la superficie que ancestralmente ocupamos, es decir, de las 674 has.
Nuestra intención es preservar el lugar y no venderlo. También queremos abrirlo al disfrute del pueblo, ofreciéndolo para realizar actividades recreativas tal como venimos haciéndolo desde hace algunos años.
Agradecemos a muchos pobladores de la localidad de Lago Puelo que están apoyando nuestro reclamo y a otros hermanos Mapuches que luchan para que sean reconocidos y respetados nuestros derechos ancestrales como Pueblos Originarios.