Su interés, trabajos realizados, metodología de enseñanza y visión personal sobre la lengua son algunos de los contenidos de ésta charla.
- Mi nombre es Antonio Díaz Fernández, soy lingüista. Me recibí de Licenciado en inglés en la Universidad Nacional de Tucumán, y luego de Doctor en Letras en la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca. Trabajo la lengua mapuche desde hace diecinueve años, en el próximo abril serán exactamente veinte años.
Me interesó trabajar con ella porque se estaba perdiendo, entonces decidí escribir algo para que esta lengua quedara registrada.
Cuando llegué a Chubut, específicamente a Trevelin, a la semana conocí la comunidad mapuche de Lago Rosario y sentí la misma emoción que cuando estuve en las comunidades wichis de la provincia de Salta. La primera lengua que comencé a estudiar fue la lengua del pueblo wichi, tenía la idea de irme a trabajar a esa zona y después, no sé, la vida tiene otros destinos y me mandó a la Patagonia. Entonces a la semana de conocer Lago Rosario volví, y me atrajo de una manera… como un imán, porque lo único que conocía del mapuzungun era lo que había leído cuando vivía en el norte, en ese libro viejo de Lucio Mansilla, “Una excursión a los Indios Ranqueles”. Ahí se mencionan algunas palabras, por supuesto, mal transcriptas. Cuando llegué fui a recoger algunos datos de esta lengua y al poco tiempo comprobé que estaba en un proceso de muerte, entonces pensé que podía documentarla para que quede algo de esta lengua o por lo menos que sirva para difundirla.
¿Tiene alguna conexión con la cultura mapuche, o con otra cultura indígena de nuestro país?
Yo no tengo ascendencia mapuche, sí tengo
sangre indígena del pueblo diaguito-calchaquí. Sin embargo, a la lengua
mapuche la sentía como si fuera propia, porque la lengua de mis
ancestros, el idioma cacán, fue erradicado y prohibido con cierto grado
de violencia por la colonia española.Cuando me acerqué a la lengua mapuche sentí una emoción tremenda, mayor en la medida en que me podía ir expresando, porque la mayoría de los lingüistas nunca aprende a hablar la lengua que va a estudiar. Todo investigador escribe sobre su fonología, su morfología, texto, género literario y todo lo que quiera, pero no habla la lengua y eso hace que haya ciertas fallas, cierta limitación para recoger datos.
Por otro lado, como te dije, tengo sangre de un pueblo originario y aunque no es el mismo de alguna manera me sentía muy cercano y hermanado; a la vez que hacía la investigación iba aprendiendo la lengua y entonces la usaba continuamente, en los primeros tiempos por supuesto era muy limitado, con el paso del tiempo empecé a expresarme fluidamente en lengua mapuche.
¿Quiénes fueron las personas con las que se contactó para aprender la lengua y hacer sus investigaciones?
Mis principales, si podemos decir, maestros en el sentido en que hiciéramos un trabajo sistemático, fueron varios.El primer contacto que tuve fue Segundina Ainqueo, luego comencé a conocer otras hermanas como doña Elia Namuncurá, excelente hablante que tiene un dominio tremendo de la lengua gracias a su mamá que ya falleció, Margarita Calfú. También a sus tíos José, Francisco y Juan Calfú (todos fallecidos). A los dos meses conocí a Mercedes Nahuelpan, ella se transformó en mi principal maestra, lo dijo una vez en un Camaruco con orgullo, a otras ancianas: “Este joven que está acá, fue mi primer alumno”. Además de ser una persona excepcional, buscaba siempre la unidad entre el mapuche y el winka (no mapuche), el último libro que presenté el año pasado, lo hago en homenaje a ella.
Mercedes fue una persona muy especial que estableció una relación de hermandad y quiso apoyar este trabajo, una vez me dijo “mirá hermano si yo no te hubiera conocido tus intenciones, no te recibo usted en mi casa” (palabras textuales de ella).
Hasta me sugería nombres para textos y su interés estaba presente siempre, tanto que una vez me dice “hermano usted me ha prometido un libro para mi raza y todavía no me ha sacado ni un folleto”, eso fue en los primeros años que yo andaba, siempre me inquietó la pregunta ¿quién podría apoyarme para editar este libro?
Tal es así que en el año 1992 la Fundación Ameghino, que dirige Rodolfo Casamiquela, me editó el primero. Un libro muy humilde con, quizás, algunas falencias mirado en la actualidad, porque todo lo que hace el hombre se va perfeccionando.
Don Eusebio Huanquinahuel fue otro contacto, un personaje, de quien documenté mucho de la lengua. Dijo una vez “yo le enseñé a él para que sepa y enseñe a otros”.
Don Eusebio Huanquinahuel fue otro contacto, un personaje, de quien documenté mucho de la lengua. Dijo una vez “yo le enseñé a él para que sepa y enseñe a otros”.Siempre hubo esa buena relación, digamos de hermandad, hace poco una persona se refería a mi, hablando con su marido, “ese hombre es quien yo te he dicho, que no es de nuestra raza pero habla muy bien la lengua”, y otra anciana presente le contesta “Así es lo habla muy bien”.
Esas son las cosas que a uno le dan satisfaccción, digamos que los verdadaderos protagonistas de la lengua te den todo ese cariño, esa solidaridad, versus la otra cara de la moneda que es la parte oficial donde nadie te apoya en nada.
¿Fue muy difícil aprender la lengua mapuche?
Aprender la lengua, por supuesto, lleva
muchos años. Básicamente fue mi interés personal lo que me hizo
aprenderla y diría que nunca se termina este proceso porque siempre uno
va encontrando cosas nuevas, por ser una lengua que no tiene una forma
estándar como el castellano.Diría que el castellano que usamos en la escuela no es el mismo que usamos en la calle, acá no hay eso, es decir esto es lo correcto y lo otro lo incorrecto. Como es válido lo de uno lo es lo de otros, independientemente de que sí hay cosas incorrectas si uno no ha aprendido bien la lengua.
No es lo mismo una persona que aprendió la lengua cuando estaba viva, cuando era corriente, distinto será de quien lo hizo cuando ya se dejó de hablar. Por ahí han aprendido cosas no tan correctas en el sentido que no son exactos los datos.
¿Existen variantes en el mapuzungun? Y, en ese caso, ¿a qué factores responden?
Claro que hay diferencias, si uno se va al
Gulu Mapu, del otro lado de la cordillera, tiene variantes. Para
ejemplificar, los wiliches tenían formas propias de distinguir su
dialecto; el mapuche difiere del cautín que es el más clásico, por decir
de alguna manera la lengua mas conocida, en la pronunciación. Después
tenés el del mas al norte, el de los pehuenches o pehuechenes de la X
Región, de la provincia de Bio Bio, sobre la cordillera con sus
particularidades así como lo es el del norte de Neuquén.Es importante rescatar lo que queda, acá identifico tres grupos dialectales. Uno que tiene una base aonik'enk en el departamento Senguerr, otro con base Gününa Küna en los departamentos de Gastre y Telsen y el último en el ángulo noroeste que también tiene contacto con el Gününa.
Acá en Chubut podemos encontrar diferencias entre un hablante y otro debido a que mucha de la población de las comunidades es producto de haber sido arrinconada por la Campaña del Desierto. Entonces se iban mezclando, iban huyendo y defendiéndose, entonces el Ejército los ubicaba en una comunidad con gente de distintos lugares. Esa es la razón por la cual hay tantas variantes.
En Lago Rosario por lo menos marco cuatro de familias que tienen características, cosas que decía Mercedes Nahuelpan no aparecen en los Calfú y viceversa, así como cosas de la familia Cayecúl.
Esas diferencias existen, por eso mi interés en hacer una descripción detallada de la langua, porque esto quedaría sin que se documente dada su sutileza, es hilar muy fino. Para eso hay que meterse en la comunidad, andarla y saber la lengua.
¿Qué nos puede contar acerca de los trabajos que ha realizado?
Con el tiempo pude ir publicando, el libro
“Aprenda Mapuzungun”. Después, Actas en Congresos he publicado tanto en
Chile como en la Argentina.En Chile publiqué en las Actas de Lengua y Literatura Mapuche: Volumen V, VI, VII y VIII y Volumen IX se perdió el trabajo. También en La Pampa, Buenos Aires y Bahía Blanca. Trabajos en libros compilados sobre lingüística por la UBA y la Universidad Nacional del Sur.
Ahora va a salir uno en La Pampa y otro en Buenos Aires también va a ser por una editorial. Mandé trabajos a Valencia para una publicación que va a salir próximamente, llamada Universos.
Un texto que recogí en Lago Rosario se cita en un libro que se publicó en Francia, “Parlons Mapuche” (Hablemos Mapuche).
En 1991 trabajé con la Iglesia Luterana en Cushamen, el proyecto fue interesante, y tuve dos mapuches hablantes como supervisores, Demetrio Miranda y Remigio Hanquilef, ambos fallecidos a la fecha. El año pasado publiqué “Lecciones básicas de lengua Mapuche”, ahora tengo cuatro libros inéditos, dos sobre la tesis y otros sobre porqué desaparece la lengua mapuche en Chubut, es decir los testimonios de cómo la lengua ha sido borrada por la escuela; y otro sobre el pueblo mapuche y su lengua hoy, que lo terminé en 1997 y lo sigo modificando. Ha ido de una oficina a otra y nunca se pudo publicar.
En ese sentido no cuento con el apoyo del Estado Nacional ni Provincial, veo como te dan la espalda. Digamos que si es por compromiso, mi compromiso con el pueblo mapuche, lo vengo demostrando hace diecinueve años de trabajar “a pulmón”. Tengo buena relación con las organizaciones, como la organización mapuche tehuelche “11 de Octubre”, para citar una cercana, con otras tengo una relación muy eventual.
¿Cómo se da el proceso de editar un libro de este tipo en nuestro país?
Poder editar un libro es muy costoso, por
los costos de imprenta, porque nadie ve el tiempo que invertís en
escribir el libro, y todo el material y los insumos los pongo yo, si se
rompen hay que comprarlos y todo eso lo costea uno solo. Despues, hay
que pagar la impresión, es muy costoso.Además ningún autor regala tantos ejemplares, lo hacen simbólicamente en las presentaciones: cinco o seis, nada mas. Yo del último libro ya he regalado 65 ejemplares. He dejado en las comunidades mapuche de Lago Rosario y Cushamen. Le regalé uno al cacique de El Moye, también. Mandé a otras provincias y a un grupo de mapuches en Trelew, cuando hicieron una presentación en un congreso para su biblioteca. También en Universidades.
Los pocos ejemplares que podés vender sirven para volcarlo en esto mismo. Desde que dejás los ejemplares en consignación en una librería es muy largo el período de venta, pero sí es importante difundir el conocimiento. Se podrían hacer muchas cosas con el auspicio del estado.
A mi me interesa publicar y que el material circule acá, porque podría mandar algún trabajo a Europa, a la comunidad científica, pero la comunidad étnica no tendría acceso a ese material.
Mi interés es seguir produciendo, pero el interrogante de siempre es cuándo y con qué medios o ayuda los podré publicar. En el último libro conté con el apoyo de la Subsecretaría de Cultura de Esquel en una parte, el resto lo puse yo.
El resto del material veo que es mas dificil de publicar, mas allá que para su edición al armarlo se reduce el tamaño y además lo ven como material científico. Es mas dificil, con menos posibilidad de recibir apoyo pero no bajo los brazos porque hay que seguir peleando, es así.
En general el pueblo de Esquel siempre ha visto con simpatía este trabajo, por lo menos la gente expresa su solidaridad y cuando he dado cursos, a través de la Subsecretaría de Cultura, hubo gente interesada. Gente mapuche y no mapuche, entre ellos un alumno destacado ha sido el abogado Gustavo Macayo.
Desde hace cinco años se cerraron los talleres de lengua, aduciendo que no hay interesados pero curiosamente suelen llamar a casa preguntando.
El público en general tiene interés por esto porque es parte de ello, justamente el año pasado presenté “El uso de la lengua mapuche por la sociedad no mapuche” y ahora voy a retrabajar ese tema y darle una vuelta de rosca incluyendo otros aspectos y voy a presentar en Santa Rosa, La Pampa, en el “Encuentro de Lenguas Indígenas Americanas” el 15 de junio.
Lo que hace la sociedad global es verlo con simpatía y también por moda, hay que saber si lo hacen porque hay una valoración o por moda. Podemos ver, hoy en día, que los motivos ancestrales están muy difundidos; a pesar de estos modismos hay un interés por la cultura y la lengua mapuche.
Por esto es que pensaba armar algún proyecto y mandarlo a alguna institución que lo quisiera financiar, y buscar un espacio para dar el taller, porque me siento en deuda con la comundad pero veo muy limitado el apoyo.
¿Cómo se enseña esta lengua, cual es la metodología que usted utiliza?
Como se hacen los cursos de segunda lengua,
partimos de un texto, lo leemos y lo explicamos. Hacemos ejercicios;
eso es lo que marca la diferencia cuando se pretende que un mapuche
hablante vaya a una escuela y enseñe, no tiene la metodología que es lo
que se necesita para enseñar una segunda lengua. Es distinto si voy a un país en el que se habla otra lengua, con el tiempo aprendo porque me veo forzado a comunicarme. Así hacían los inmigrantes allá por 1890, en cambio ahora no se puede enviar a alguien a una comunidad mapuche porque no se usa más la lengua, o se usa muy esporádicamente. Entonces, hace falta una metodología: yo uso libros, escribo en el pizarrón, preparo ejercicios y hago escuchar cintas.
No es una lengua difícil de aprender, solo tiene una estructura morfológica muy compleja, lo más complicado es el verbo porque está formado de numerosas partes, como si fuera un collar. La pronunciación no es difícil y toda lengua tiene cierto grado de complejidad en algún punto, lo fundamental para aprender la lengua mapuche es le interés personal, eso es lo que cuenta.
De todas formas me gustaría aclarar, en caso de que provoque celos, porqué siendo Díaz Fernández, haya estudiado y trate de enseñar la lengua o escribir sobre ella. El trabajo que yo hago es técnico: si quiero enseñar, como docente en una escuela, tengo que estudiar para ser maestro sin importar si soy mapuche, inglés o argentino. Necesito capacitarme. Lo que hago es un trabajo científico, de lingüista, describir una lengua, pero también siento el compromiso de volcarla hacia la comunidad.
¿Hay algún
comentario que nos quisiera hacer sobre la actualidad de la comunidad
mapuche tehuelche, alguna reflexión respecto a la propia identidad y la
manera de asumirla?
Veo que hay un resurgimiento de estas
culturas, pero con el tiempo los hombres cambian y las culturas también,
como alguien dijo una vez “mis informantes eran todos tehuelches y
ahora sus nietos son mapuche”. En la zona quedan algunos rastros de tehuelches del norte (Gününa küna) y su lengua, el günuna y'ajüch, que por la difusión del mapuzungun se dejó de hablar.
Entiendo que por la toponimia, la primera capa poblacional sería tehuelche, de hecho Esquel, Gualjaina, Leleque, Lepá y Cushamen son todas palabras tehuelches.
Lo que se llama tehuelche son distintos grupos: del río Chubut y toda esta zona eran Gününa Küna, de Santa Cruz hasta el Estrecho de Magallanes eran aonik'enk y en el sur de Chubut y norte de Santa Cruz estaban los mech'arno ch'ooneke.
Entonces el habla de Cushamen, Lago Rosario, Cañadón Grande y Futahuao tiene algunos elementos comunes no obstante con particularidades personales, dialectales o quizás familiares. No creo que los mapuche sean invasores ni posteriores porque no existía frontera, esa frontera la crean Chile y Argentina. Los pueblos tenían una gran dinámica y movilidad, es obvio que los tehuelches tenían su territorio definido donde ellos se movían. No sé si les afectara el ingreso de pueblos mapuche, solo tengo conocimiento de la batalla de Languiñeo que fue entre tehuelches y mapuche. Independientemente de eso no se afecta el legítimo derecho de los mapuche en los reclamos de territorio, porque Argentina considera que la segunda generación de inmigrantes son argentinos.
Esto debería ser igual para todos pero no es así, porque el mapuche puede llevar diez generaciones y se los sigue considerando chilenos. Es una asimetría y una injusticia totales.
Respecto del futuro de la lengua mapuche, éste depende de la decisión y el compromiso de las generaciones jóvenes. Los hablantes viejos algún día no van a estar, y muertos los últimos hablantes no hay de dónde documentar nada. De hecho, cuando empecé mi trabajo en Lago Rosario había casi cincuenta hablantes, y hoy quedan nueve. La pregunta es qué va a pasar de acá a diez años.
Por eso lo que hace la diferencia es el compromiso de la juventud de aprender a hablar y rescatar la lengua; por la importancia de la misma en las ceremonias, si no sabes hablar no entendés ni podés decir nada.
Hay una parte del Camaruco que no se puede traducir al castellano porque la visión no es la misma: la lengua codifica la Cosmovisión mapuche, si quiero traducirla no puedo, tengo que hacer una explicación.
La Cosmovisión es la percepción que tienen las culturas originarias de todo el universo, cada una lo percibe, lo vivencia y lo experimenta de manera diferente, la Cosmovisión incluye todo.
Desde ya es totalmente diferente y difícil de entender porque no podemos ignorar que hemos sido moldeados con la plantilla del castellano; nos guste o no, es la realidad.
El mapuzungun hay que aprenderlo como segunda lengua, pero construyendo desde la base, con la plantilla del mapuche. Como hablante de castellano no puedo pensar del mismo modo, tenemos otra perspectiva, y es una decisión el aceptar y volver a construir; pero tiene que ser una construcción genuina y sincera, sino en la apariencia es una cosa y en el interior es otra.
Argentina es un país racista, lo veo en las propagandas, los que participan son todos rubios de ojos claros cuando la mayoría de los consumidores no responden a estas caracterísiticas, es una cosa muy molesta.
Los que tratan de imponer esta discriminación son los grandes centros como Buenos Aires, que dan la imagen de un país europeo y alguna gente de cierto nivel cree en esa imagen, es algo que uno debe vencer. A mi no me molesta asumir que también soy indio, ser indio no es un insulto, hay que superarlo.
Morfología del imperativo en el mapuzungun del Chubut, por Antonio Díaz Fernández