Nació en Treneta, Río Negro. Vivió allí gran parte de la infancia junto a su abuela y su madre hasta que, con tan solo trece años de edad, fue llevada a fuerza de la necesidad a trabajar en San Antonio Oeste, desde entonces ha recorrido la provincia en busca de empleo, pero sin olvidar nunca su cultura e inculcando siempre a los más jóvenes esto que ella misma denomina “volver a las raíces”.
Gracias ha su gran habilidad en el arte del hilado y el tejido se estableció en Viedma, capital de la provincia, junto con esposo y sus hijos hoy ya adultos.
Teresa Epulef, miembro activa de la Comunidad Urbana Monguell Mammuel, como integrante del Consejo de Ancianos, dialogó abiertamente con Lof Digital y nos ofreció muchas enseñanzas que ella heredó, también de los mayores, pero en otros tiempos.
Lof Digital: ¿Qué recuerda Doña Teresa de sus días de infancia allá en Treneta?
Doña Teresa: Bueno, yo pasaba mucho tiempo con mi abuela, ella nos enseñó muchas cosas. Le gustaba criar nietas, tenía como cinco nietas criando, pero era una chilena brava. Pero enseñaba sí… a hacer cerco, regar, sembrar, limpiar los canales… así nos hacia trabajar. Parábamos a la hora de comer un ratito y después seguíamos.
Cortábamos las correas de chivo o de potro y hacíamos “vaquilla” para los chorizos de las chozas. Y es que la mujer mapuche siempre fue de mucho trabajar.
Lof Digital: ¿De su abuela también heredo el mapuzungun, nuestra lengua? Usted lo habla muy bien.
Doña Teresa: Sí…, al mapuzungun lo aprendí desde la cuna, lo mamé. Cuando eramos chicos no sabíamos ni pedir agua, pedíamos “co” nomás. Y es que mi abuela no permitía que habláramos el castellano, era bravísima. No te podía escuchar hablar el castellano, hasta el tabaco, todo, ella sólo hablaba la lengua.
Lof Digital: ¿Se ve que era una persona que vivió la cultura mapuche?
Doña Teresa: Sí, como será que nunca se sentó en los bancos, en las sillas; siempre se sentó sobre un cuerito bien sobado y un arreador al lado, ahí nomás en el suelo, se ponía su reboso en la espalda y la rodilla, y ahí nomás se sentaba. Nunca le puede preguntar porque - “de rodilla nomás me voy a sentar”- decía ella, y así murió con sus 115 años de edad.
Lof Digital: Le gusta hablar de su abuela, ¿Qué mas recuerda de ella?
Doña Teresa: Ella me enseñó mucho: a tejer, hilar, bordar… No sabes como bordaba mi abuela! Era hermoso lo que hacía.
Además me enseñó mucho en lo espiritual, porque era de rogativas; para los días de ceremonia, preparaba todas comidas típicas: trigo, maíz, ñaco. Y en la mañana siempre hacia una rogativa con la yerba para pedir buen día, para que nunca falte nada en la casa y que la familia esté en comunión.
Lo mismo cuando se carneaba un animal, se llevaba sangre al corral y ahí se tiraba, para que nunca falte.
Lof Digital: ¿Y cómo era la vida de los hermanos en aquellos tiempos en que estuvo con su abuela?
Doña Teresa: Era todo campo libre y eso era bueno. Nadie tenía alambrado y la gente tenía yegüerizo, vacunos, ovejas, chivos. Mi abuela tuvo hasta mil chivadas. Después los blancos trajeron las tranqueras y arruinaron todo… hoy hay pobreza porque está todo alambrado y a nuestra gente le sacaron los campos con animales y todo.
El mapuche tenía animales, sembraba en la chacra, la huerta la tenían para todo el invierno y verano cargado de papa, cebolla, de todo. El alambrado trajo pobreza, pero además el blanco entró por otro lado, con su bebida para emborrachar al mapuche.
Yo me acuerdo siempre cuando tenía ocho años, llegó el primer mercachifle que era el turco Elías Asad, con una jardinera cargado con vino y bebida blanca tenía seguramente. Que cuando se enteraron los hermanos se vinieron todos a comprar, mi papá casi se murió, no se que bebida se tomó que le quemó todo adentro. Mi mamá decía - “vayan a buscar a su papá quién sabe dónde está”. Se había tirado en un lugar húmedo para que se le calme la fiebre del estomago.
Y así fue, cuando empezó a entrar la bebida al mapuche le empezaron a sacar la lana, la oveja, el vacuno, todo.
Lof Digital: Y es que se instaló otra cultura…
Doña Teresa: Sí, y esos cambios es como que les lavó el cerebro a muchos hermanos, yo tengo varias conocidas, más ancianas que yo pero que no hablan nada el mapuzungun, es como que tienen vergüenza. Y a muchos los hijos le han prohibido que hablen la lengua, también por vergüenza.
A cuanta gente le han cortado la vida, para que no hable más, porque eso es cortarle la vida.
Lof Digital: ¿Y de los winkas que más recuerda de aquella época? Hubomuchos errores ¿no?
Doña Teresa: Y los blancos nos castigaron mucho, no sólo a los chicos sino también a los grandes. Cuando empezaron a entrar por el alambrado empezaron a sacar a los chicos, y decían que se los llevaban para ir a estudiar porque según ellos – “acá con los indios no iban a aprender nada”. Y así se perdieron muchos chicos, no se sabe si los mataron, los dejaron por ahí, se perdieron, nadie sabe nada. Y a los padres si se negaban, los ataban y los dejaban por ahí atados en el campo.
Después, a las parteras la metieron presas porque sabían que atendían los nacimientos mapuche. Y a las “Machi”, las curanderas que se les dice, también la sacaron, porque decían que mataban a los enfermos. ¡Mentira! ellos matan ahora, a personas grandes y chicas. Hoy el que tiene plata, paga y hace un aborto y el médico esta contento porque recibe la plata después de haberle quitado la vida a una persona, antes eso no se permitía.
Lof Digital: Se llevaron muchos niños para trabajar también…
Doña Teresa: Yo tenia 13 años cuando me sacaron de al lado de mi mamá y me llevaron a trabajar a San Antonio. ¿Quién manda hoy a trabajar a su hija de empleada doméstica? A las dos de la mañana me sabía acostar, limpiaba, dejaba todo listo para levantarme a las cinco de la mañana de ese mismo día.
Y como sufre un niño cuando sale de al lado de la madre.
Lof Digital: ¿Cuándo comenzó con la lucha por recuperar su cultura aquíen Viedma?
Doña Teresa: Bueno, llegué a Viedma hace unos treinta años después de haberme casado y empecé por un camino que no me gustó, viste como es la vida cuando una busca volver a su raíz, busca por todoslados.
Empecé a buscar por el CAI (Concejo Asesor Indígena) y me invitaron a unas reuniones a las que fuí pero no me gustó, por que no era lo que yo buscaba, no era mi raíz. Yo quería encontrar a personas que hablaran el mapuzungun igual que yo. Entonces dije; esto no es mío. Pero de todas maneras estuve ahí hasta el 89.
Lof Digital: ¿Y luego cómo siguió?
Doña Teresa: Bueno, empecé a tejer e hilar, y de repente por las vueltas de la vida, empecé a dar clases por los barrios. Ni el gobierno sabía que yo hacía eso. Después sí, empecé a trabajar para la municipalidad, dando clases de tejido y mapuzungun. Y trabaje ahí así hasta el año 1994. Durante el 95 y 96 estuve bastante enferma. Luego de la recuperación me di cuenta que tenía que encontrar a alguien para seguir el camino. Entonces encontré a un anciano, Juan Huenumil, con quien charlaba y le comentaba que teníamos que encontrar nuestras raíces. Así de a poquito fuimos juntando a la gente y los fondos para recorrer la zona. Ya para el año 97, teníamos un grupo lindo, con un lugar en donde reunirnos. La iglesia San Cayetano fue la primera que nos abrió la puerta. Así nos juntábamos con los hermanos, algunos de ellos ya no están, se fueron muchísimos.
Lof Digital: ¿Por qué se fueron?
Doña Teresa: Y…es que siempre hay diferencias y algunos choques que no se pueden entender, por eso yo siempre les digo los hermanos que cuando cosas medias duras para hablar, que no seamos tan altaneros para no llegar a discutir. Tenemos que conversar, escuchándonos unos con otros, porque la conversación de los mapuche son así, no tenemos discutir por cosas que se pueden solucionar.
Lof Digital: ¿Ahora hay muchos integrantes nuevos y jóvenes dentro de la Comunidad?
Doña Teresa: Ahora los hermanos son todos nuevos, son pocos los que estamos desde el principio, vino gente nueva, pero así como vinieron se fueron. Y claro como no se paga, porque el mapuche no va a ser pagado, y a mi me lo han dicho, “si no me pagan para qué voy?”, pero yo lo hago porque me gusta; conversar con mis hermanos, alentarlos y darles ánimo y fuerza para que no se queden porque si nosotros que somos los ancianos nos quedamos, ellos con mas razón porque no van a tener fuerza. Por eso nosotros tenemos que ayudarlos como un puntalque los va llevando, transmitiendo lo poco que aprendimos durante la vida; de la crianza de la abuela, de la mamá.
Yo por eso les digo al hermano, cuando hay alguna ceremonia, acérquense a la ceremonia no se queden en su casa, por que ustedes van a ser los que el día de mañana van a tener que hacerlo, porque nosotros vamos a terminar, y qué vamos a hacer cuando no haya nadie. Yo por eso a veces discuto un poco con los hermanos, que hace tres años que están luchando para conseguir libros y enseñar la lengua, y yo les digo - ¿pero hasta cuando vamos a buscar libros?- Si el mapuzungun no tuvo letras, no nació con el libro.
Lof Digital: La lengua que es fundamental para una cultura…
Doña Teresa: Esa es la forma de recuperar nuestra cultura que tiene tanta riqueza, la sabiduría, el espíritu, el sueño, todas lo que hay en la tierra, en el cielo. Nosotros todo lo tenemos en el cielo, las estrellas, la luna, el sol que señas nos dan. Hay que meditar el fuego cuando lo prendes, que seña te va a dar, si apenas lo prendes humea y el humo tapa el lugar donde estamos, es por que se esta haciendo una limpieza. El fuego canta, chispea. Pero todo eso acá no se habla, pero ¿por qué o se habla?: porque ellos están con que tiene que “bajar información” o que tenemos que hablar alguna otra cosa. Pero que lindo cuando dejamos eso y hablamos otra cosa mas linda acerca de nuestra cultura.
Lof Digital: ¿Que se puede hacer para recuperar nuestra lengua, nuestra cultura?
Doña Teresa: Y…a veces yo les pregunto a los hermanos - ¿por que no hablamos el mapuzungun? ¿Hace cuánto que estamos esperando para que nos den un lugar para que los jóvenes aprendan el mapuzungun y lo hablen también como nosotros los ancianos?-Si nosotros mismos podemos ser los maestros y enseñarle a los hermanos, los jóvenes tienen que aprender el mapuzungun.Antes cuando iba a la “ruka” a las clases de cerámica, enseñaba el mapuzungun, lo hablábamos y a las chicas les gustaba y querían que yo dictara clases, pero no puedo pasar por sobre el maestro bilingüe que esta designado. Pero él no empieza porque no encuentra los libros, y yo le dije el otro día – “hermano no busques mas libros porque no los vas a encontrar, lo que necesitas es alguien que te acompañe, un anciano que te enseñe”.